Una vez cometí un gran error de contratación.
Después de varias entrevistas alentadoras, contraté a una empleada en prácticas que rápidamente empeoró su nivel de profesionalidad, rendimiento y conducta. Lo hablé con mi supervisor y decidimos que lo mejor para todos era dar por finalizado el contrato laboral.
Sin embargo, cuando hablé con la empleada, intentó contrargumentar nuestras preocupaciones sobre su rendimiento afirmado: “pero… viajo todos los días desde [lugar lejano] para venir a trabajar”.
Recuerdo haberla mirado fijamente, sin expresión en el rostro. ¿Pretendía que la recompensara y felicitara por el largo trayecto que recorría para llegar a trabajar?
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Todos nos levantamos, nos lavamos los dientes (o, al menos, eso me gusta pensar) y vamos a trabajar, pero el simple hecho de ir a trabajar no es suficiente para avanzar profesionalmente. Los mejores trabajadores se ganan la atención y el respeto de sus jefes demostrando que son una parte integral del equipo. Si en algún momento te preguntaste cómo obtener un ascenso, o al menos cómo impresionar a tu superior, tenemos algunos consejos que todo jefe quisiera que sus empleados pusieran en práctica.
7 consejos para conseguir un ascenso laboral
1) Asume mayor responsabilidad.
En HubSpot hemos “despedido” a nuestros mejores empleados.
Sí, leíste bien.
Se trata de lo siguiente: si tienes una idea excelente y puedes probar que efectivamente generará buenos resultados, te despediremos del trabajo que haces para que puedas concentrarte en desarrollar tu propuesta. Después de todo, eso le pasó a Pete Caputa, exvicepresidente de ventas de HubSpot. Esto es lo que el director ejecutivo Brian Halligan contó sobre su historia a Inc:
En 2008, uno de nuestros representantes de ventas me dijo que tenía una idea que podría revolucionar HubSpot. En ese entonces, vendíamos nuestro software directamente a clientes. No obstante, a este representante, Pete Caputa, se le ocurrió que HubSpot podría tener un canal de reventa para expandir el modelo comercial. En pocas palabras, quería vender nuestro producto principal a terceros que luego venderían el producto a sus clientes”.
A Halligan no le convenció demasiado la idea, pero decidió otorgar a Caputa la posibilidad de hacerlo cambiar de opinión. “Si realmente quieres hacerlo, trabaja en esto durante las noches y los fines de semana, y demuéstranos que tu idea funcionará”, dijo.
Poco tiempo después de aceptar el desafío, animaron a Caputa a abandonar el trabajo diario que llevaba a cabo para desarrollar lo que hoy conocemos como el Programa de Agencias Partners de HubSpot.
¿Qué quiero decir con esto? No tengas miedo de proponer buenas ideas. Ese es el tipo de conducta que adoran los buenos jefes, ya que demuestra que tienes la capacidad de resolver problemas de la empresa (y de los clientes) a nivel macro. Y si bien es sencillo resolver problemas que afectan directamente tu trabajo y tu rendimiento, el objetivo es identificar y resolver problemas que afectan a la empresa a nivel global. Si piensas como el fundador de la empresa, tu jefe lo notará.
2) Ayuda a tus colegas.
Según la industria en la que trabajes, avanzar profesionalmente podría ser todo un reto debido a la feroz competencia existente. Y, a pesar de que ser bondadoso tiene mala fama, ayudar a otras personas podría resultar beneficioso para ti. Además, si algún superior te ve justo en ese momento, lucirás notablemente servicial… una característica que todo buen jefe valora.
Pero no tienes por qué creerme. Adam Grant, autor de Give and Take: A Revolutionary Approach to Success, también tiene algo que decir al respecto:
Cuanto más ayudo, más éxito tengo. Pero mido el éxito como lo que hago por quienes me rodean. Este es el verdadero premio”.
En este libro, Grant desarrolla la noción de que, en el ámbito laboral, las personas se pueden clasificar en tres categorías: interesados, equitativos y generosos.
- A los interesados les gusta recibir cosas de los demás.
- Los equitativos son más propensos a realizar intercambios más equilibrados.
- Los generosos se distinguen del resto porque ofrecen ayuda sin esperar nada a cambio.
Grant ofrece ejemplos de generosos que han alcanzado el éxito a lo largo de la historia, como el presidente de EE. UU. Abraham Lincoln, el capitalista de riesgo David Hornik y el empresario Jon Huntsman, Sr. Hazte el favor de repasar sus logros; estamos seguros de que te inspirarán a reconsiderar los beneficios potenciales de ofrecer ayuda a tus compañeros.
3) Mide e informa tu rendimiento.
Recientemente compartí un vuelo con un actor muy famoso.
Emocionado, le envíe un mensaje a un amigo para contárselo, y me respondió: “envíame una foto o no te creeré”.
Su pedido me hizo pensar en nuestra necesidad innata de “ver para creer”. Si mi propio amigo no me creería sin evidencia fotográfica, ¿por qué mi jefe confiaría en mí cuando se trata de mi rendimiento?
La realidad es que la mayoría de los jefes están ocupados y no tienen mucho tiempo para investigar si estás obteniendo los resultados esperados. Si no comentas y demuestras tu rendimiento, corres el riesgo de pasar desapercibido. Por eso a los supervisores les encanta que sus empleados no solo midan sus esfuerzos, sino que también los comuniquen. Los informes claros, específicos y orientados a los objetivos son una de las formas más efectivas de comunicar tu progreso y demostrar a tu jefe que eres capaz de más.
Asegúrate de que estos informes estén centrados en el ROI. Si bien es importante que tengas en cuenta métricas complementarias (como las visitas en las redes sociales), tu jefe quiere saber cómo tu trabajo impacta específicamente en los resultados finales.
“No comuniques simplemente las tareas que llevaste cabo, sino los resultados que se obtuvieron gracias a ellas. Con frecuencia, el personal más joven quiere demostrar que está trabajando”, explica Meghan Keaney Anderson, vicepresidente de marketing de HubSpot. “Ya sabemos que están trabajando. Lo vemos y lo agradecemos. Pero no debes probar que estás trabajando, sino que el trabajo que haces da frutos”.
4) Sé proactivo, no reactivo.
“Mis hijos a veces tienen la boca llena de chocolate y les pregunto si comieron chocolate”, comenta Peter Bregman, autor de Four Seconds, en IdeaCast de HBR. “Y me responden que no”.
¿Qué tiene que ver esa historia con impresionar a tu jefe? Por más que parezca un ejemplo tonto, es realmente ilustrativo de cómo suenas para tu jefe cuando te muestras reactivo, e incluso un poco a la defensiva, en lugar de proactivo. No es una situación en la que quisieras verte involucrado con tu jefe.
Desde un punto de vista psicológico, reaccionamos para evitar un castigo. Es el resultado directo de la activación de la amígdala cerebral, una estructura subcortical que regula las respuestas de miedo y placer, frente a situaciones que nos toman por sorpresa. Si bien no es realista asumir que jamás tendrás que tomar una decisión rápida frente a tu jefe, los empleados proactivos intentan controlar las situaciones tomando un papel activo y protagónico, en lugar de esperar pasivamente y responder a los hechos una vez que ya sucedieron.
¿Cómo sería eso? Además de realizar los pasos necesarios para planificar de antemano y anticiparse a cualquier eventualidad, Bregman alienta a los empleados a tomarse cuatro segundos antes de responder. Así podrás detenerte un momento para procesar la situación a la que debes enfrentarte, lo cual puede ayudarte a elegir las palabras que vas a utilizar de manera estratégica e intencional, en lugar de responder de manera instintiva con algo que realmente no quieres decir.
5) Haz más con menos recursos.
Parte de ser un empleado destacado es poder adaptarte a los cambios de la industria y la empresa a los que, en algún momento, tendrás que enfrentarte. Supongamos que tu empresa tiene un gasto inesperado o que un miembro importante del equipo renuncia sorpresivamente. Eso podría realmente afectar el presupuesto y la capacidad.
Para algunos empleados, estos eventos podrían significar un gran problema (uno que podrían utilizar como excusa para no alcanzar sus objetivos). Pero los mejores empleados encuentran la forma de hacer más con menos recursos, y aquellos realmente excepcionales encuentran la forma de obtener mejores resultados con menos recursos.
Volvamos al ejemplo del problema de presupuesto. Si este inconveniente te obliga a reducir o reubicar los fondos para los trabajadores independientes, no lo uses como excusa para no avanzar con la producción de contenido. Por el contrario, piensa qué puedes hacer para mejorar la situación. Tal vez ya venías trabajando en un contenido sólido, como un ebook, que ahora se podría publicar como artículos de blog independientes para cubrir el calendario editorial hasta que se resuelva el problema de presupuesto. O tal vez podrías trabajar en conjunto con un socio de co-marketing para crear un contenido que les resulte útil a ambos.
Otra excelente manera de demostrar tu capacidad de hacer más con menos recursos sería reducir el promedio de tiempo de tus reuniones. Según el libro Time Talent Energy: Overcome Organizational Drag & Unleash Your Team’s Productive Power, “una organización común dedica un 15% de su tiempo total a las reuniones”. Esto respalda la creencia de que trabajar más horas es equiparable a hacer más con menos recursos, cuando en realidad se trata de aprovechar mejor el tiempo. Reducir a la mitad la duración de la reunión te obligará a llegar al punto central más rápido y te otorgará tiempo adicional para dedicarte a otros proyectos y tareas.
Recuerda que las excusas no te ayudarán a avanzar profesionalmente. Las soluciones sí.
6) Sé receptivo a los comentarios.
Tengo que confesar algo: odio no tener la respuesta a todo. Me gustaría creer que sé todo, por lo que no disfruto aceptar la realidad de que no es así. Pero tolerar esta verdad es esencial para poder avanzar.
Este es un motivo por el que es útil recibir comentarios de terceros cuando necesitamos saber aquello que se nos escapa. Por ejemplo, cuando trabajas en un proyecto hace mucho tiempo, comienzas a ver cualquier progreso con ciego optimismo. En ese punto, lo mejor es invitar a un observador externo para que marque las fallas que no logras notar. ¿Qué funciona? ¿Qué hace falta? ¿Cómo puedes hacer que este proyecto no solo sea bueno sino excelente?
Según Gallup, los empleados más comprometidos son aquellos que se reúnen con sus mánagers, al menos, una vez por semana. Esto sugiere que los comentarios positivos y negativos, y la comunicación efectiva general, desempeñan un papel fundamental en cómo percibimos los objetivos. Solicitar que tu mánager te dedique ese tiempo es un pedido razonable, si sabes aprovecharlo. Asegúrate de estar preparado para recibir cualquier comentario que te ofrezcan. Si bien es muy sencillo aceptar comentarios positivos, a muchas personas les cuesta escuchar comentarios negativos, aunque estos suelen ser los más valiosos.
Para asegurarte de aprovechar al máximo la crítica constructiva, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Escucha. Es muy sencillo hacer oídos sordos a lo que no tienes muchas ganas de escuchar, pero que sea fácil no justifica que lo hagas. Otorga a quien habla el respeto que se merece y escucha lo que tiene para decir antes de dar tu opinión.
- Haz preguntas esclarecedoras. Si no entiendes qué intentan decir, no dudes en pedir que lo aclaren. Hacer preguntas de seguimiento ayudará a que haya malentendidos.
- Considera la fuente. Los comentarios no son todos iguales. Si bien recibir comentarios sinceros por parte de un compañero de trabajo que no conozca bien tu proyecto podría ayudarte a encontrar debilidades, es importante que te concentres en los comentarios que recibes de tus superiores. En otras palabras, centra tu atención y tu energía donde vale la pena hacerlo.
7) Sonríe.
No queremos sonar salidos de un cuento infantil, pero créenos, ningún supervisor quiere entrar a una oficina y ver un grupo de personas que pareciera que estuvieran en el dentista. Además de ser contraproducente para el ánimo de los que forman parte de la empresa, genera la impresión de que hay un problema con la forma de gestión de tu jefe. De ser así, es importante que se lo hagas saber, pero la forma de hacerlo no es luciendo como si te hubieran pedido que pases todo el día mirando una pared en blanco.
En el trabajo, y en el hogar, es importante intentar enfocarse en lo positivo, sin importar lo ocupado que estés. Según un estudio de 2010 de la Oficina Estadounidense de Investigación Económica, tener una actitud positiva genera buenos resultados económicos. Esta investigación no solo halló que los estudiantes de maestría en administración con actitud positiva conseguían trabajo con mayor facilidad que sus pares con actitud pesimista, sino que también tenían entre un 5% y un 10% más de probabilidades de obtener un ascenso.
Recuerda: no te olvides de sonreír
Las investigaciones como el estudio recién mencionado abordan la noción de que el éxito puede relacionarse con la capacidad de conservar una actitud positiva, incluso a la hora de llevar a cabo tareas abrumadoras.
Y, efectivamente, dicho hallazgo se alinea con muchas de las conductas que explicamos en este artículo. Incluso cuando una situación laboral nos enoja, es probable que abordarla proactivamente sea más productivo que ponerse de mal humor y padecerla de manera reactiva.
Podría sonar trillado, pero la base de la mayoría de estos consejos es una actitud positiva. Así que la próxima vez que suceda algo en la oficina que te desanime o cuando busques la mejor forma de avanzar en tu carrera profesional, vuelve a consultar esta lista para ver cómo puedes abordarlo de manera activa.
¿Cuáles son tus mejores consejos para obtener un ascenso laboral? Comparte tu respuesta con nosotros en los comentarios.
Nota del editor: este artículo se publicó originalmente en abril de 2015 y se actualizó para que sea más preciso y abarque más información.
Vía Hubspot