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lluvia de ideas

Si quieres mantener sesiones de lluvia de ideas o brainstorming que conduzcan a propuestas más interesantes y creativas, debes tener en cuenta el número exacto de participantes que asistirán a la reunión.

Mi primer consejo es que sigas la “regla de la pizza”. Por si no la conoces, esta regla estipula que si en una reunión hay más participantes de los que puedes alimentar con una pizza, entonces ese número es demasiado alto como para que esa reunión resulte productiva.

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Lo mismo se aplica a las sesiones de lluvia de ideas o brainstorming. Si hay 12 empleados en tu mesa de reuniones, puedes esperar una lista interminable de ideas relativamente mediocres.

Pero ¿qué más puedes hacer, además de sobornar a un grupo de 2 a 6 empleados con pizza, para que generen buenas ideas? Ya que te lo preguntas, te invito a seguir leyendo.

12 Técnicas para hacer lluvia de ideas y obtener resultados creativos:

1) Promueve la diversidad en el grupo.

Si los miembros de tu equipo colaboran en los mismos proyectos, asisten a las mismas reuniones, trabajan en la misma oficina y están juntos todo el día, no hace falta que te diga que las ideas que producirán serán bastante homogéneas.

Invita a empleados de otros equipos a tus sesiones de lluvia de ideas o brainstorming. Trata de que tengan diversas habilidades y experiencias, ya que esto te ayudará a salir de la rutina y ver todo desde otro ángulo. Tendrás una excelente combinación de nuevas perspectivas y conocimientos contextuales que te conducirán a ideas originales y factibles.

2) Mantén reuniones de 22 minutos (aproximadamente)

Nicole Steinbok promueve esta técnica y, en mi caso, ha tenido resultados positivos. Mis reuniones suelen ser de unos 30 minutos, pero ¿qué son unos minutos más entre colegas? Tener un límite de tiempo resulta eficaz, en especial para quienes trabajan mejor bajo presión.

Sin embargo, en mi experiencia, tener un plazo estipulado para producir ideas solo tiene buenos resultados si todos los participantes están preparados para la reunión (volveré a este tema en un momento). Otros dos principios en los que Steinbok insiste son no llevar portátil y evitar las digresiones. Si bien algunos están en desacuerdo con este último, descubrí que tener límites de tiempo agresivos ayuda a mantener la concentración en la tarea y, como resultado, a producir mejores ideas.

3) Establece el contexto y los objetivos con tiempo.

“Con tiempo” no significa la misma mañana de la reunión. Ofrece la información pertinente al menos dos días laborables antes para que el equipo tenga la oportunidad de prepararse.

Además de proporcionar la información contextual o el material de lectura que ayuden a definir el motivo de la sesión de lluvia de ideas o brainstorming (y de pedirle explícitamente al equipo que lo lea), describe el resultado ideal de la reunión. De esta manera, los empleados conocerán previamente los objetivos que se intentan alcanzar con ella. Verás que pierdes menos tiempo dando instrucciones y podrás comenzar la sesión de inmediato.

Si fuera necesario, haz lo que hace Jeff Bezos de Amazon y dedica 30 minutos exclusivamente a leer la información en grupo para poner a todos en sintonía, sobre todo si no tienen tiempo de leer antes de la reunión.

4) Pide a tu equipo que piense algunas ideas de antemano.

Por lo general, las mejores ideas no surgen cuando tú lo decides. Aparecen en el tren de vuelta a casa, en la ducha, mientras miras televisión, etc. Básicamente, en cualquier momento cuando no estás realizando deliberadamente esta tarea.

Este es uno de los motivos por los que resulta eficaz dar algunos días de ventaja antes de la reunión, pero también por los que debes pedir explícitamente que se piensen ideas de antemano. Con este enfoque, tendrás buenas propuestas desde el comienzo de la reunión y el grupo podrá hacer sus aportes y modificaciones para mejorarlas aún más. En un estudio que llevó a cabo la Universidad de Pennsylvania, se demostró que este enfoque híbrido para producir ideas era más eficaz.

Honestamente, también descubrí que cuando todos llegan sin preparación a la reunión, a menudo el resultado es una larga lista de ideas carentes de originalidad. Como mínimo, quien esté a cargo de la reunión debería aportar algunas buenas ideas a modo de ejemplo y para comenzar la sesión.

5) Di “no” a las malas ideas, y hazlo rápido.

En una práctica como la lluvia de ideas o brainstorming, recomendar que las malas ideas se eliminen parece contradictorio, pero he sido testigo de muchas sesiones que se desviaron de su objetivo por miedo a decir “no”. Esto es sumamente importante si estás tratando de llevar a cabo una sesión rápida,

aunque también es un poco arriesgado, ya que condenar las malas ideas puede hacer que los empleados tengan miedo de hablar y, en consecuencia, algunas buenas propuestas se queden en el camino. Pero si les das el mismo mérito a todas las ideas, perderás fácilmente el foco de la reunión y acabarás en un mar de propuestas mediocres.

Una sesión más productiva te dará tiempo para nutrir las mejores ideas. Esto nos lleva a nuestro próximo consejo…

6) Promueve un entorno donde tener malas ideas es aceptable.

Sí, tienes que descartar las malas ideas, pero también hay que recordarle al equipo que está bien tenerlas. Menciona tus propias malas ideas. Si todos pueden expresarse libremente sin sentirse avergonzados, tendrás muchas más propuestas y, por ende, muchas más probabilidades de hallar una buena.

7) Usa los obstáculos en tu beneficio.

Si tienes todos los recursos y las oportunidades del mundo a tu disposición, la creatividad se apagará por naturaleza. Define los desafíos a los que te enfrentas en términos de objetivos y recursos a la hora de poner en práctica una idea. Luego trata de ver esos desafíos como oportunidades para despertar la creatividad en lugar de obstáculos que impedirán el surgimiento de buenas ideas.

8) Hazte amigo del silencio.

Todo aquel que trabaja en ventas lo sabe: el silencio es poderoso. En una sesión de lluvia de ideas o brainstorming, el silencio indica momentos de reflexión de los empleados sobre sus propias ideas y sobre cómo mejorar la última propuesta.

Además, alienta a las personas a expresarse para romper ese silencio tan incómodo.

9) Aprende de los fracasos… fuera de la sesión de brainstorming.

Si recompensas a tus empleados por correr pequeños riesgos con sensatez (independientemente del resultado), aprenderán a distinguir mejor aquellas ideas que merece la pena poner en práctica de aquellas que es mejor desechar; y al hacerlo seguido, desarrollarán una mayor percepción para estas cuestiones.

Un equipo con una cultura de experimentación pensará mejores propuestas que un equipo que se encuentra estancado. Comprobarás que las sesiones de lluvia de ideas o brainstorming donde surgen propuestas más creativas, inteligentes y un poco arriesgadas son las más productivas.

10) Acepta que quizá es mejor no tener una reunión.

En ocasiones, las reuniones en persona no son el formato adecuado a la hora de buscar nuevas ideas. Algunas sesiones de brainstorming son más eficaces si se llevan a cabo de manera digital.

Por ejemplo, a menudo recurrimos a los documentos de Google o a Slack cuando tenemos que seleccionar la temática o el título de una publicación del blog y el equipo de trabajo es muy numeroso. No hay necesidad de sacar a todos de sus tareas para que participen en una reunión de este estilo. La principal ventaja es que los empleados pueden intervenir cuando se sienten realmente preparados y ansiosos por contribuir con sus ideas, y no a una hora específica.

11) Ofrece un espacio para las propuestas anónimas.

Para algunos, el mejor formato son las propuestas anónimas. Dale a tu equipo la posibilidad de hacer aportes “de incógnito”, tanto antes como después de la reunión. A veces, se nos ocurren ideas que no queremos expresar frente al grupo. Sería una pena que estas se perdieran por culpa de la timidez y la vergüenza, o simplemente porque preferimos escribirlas en lugar de decirlas en voz alta. Con los formularios de Google, puedes resolver este problema fácilmente.

12) Prepárate para no llevar a cabo ninguna idea tras una reunión.

No te sientas obligado a elegir y poner en práctica una idea. Que no haya surgido ninguna propuesta interesante no significa que la reunión haya sido una pérdida de tiempo. Pero estarías perdiendo el tiempo si te concentraras en algo que no vale la pena. Elegir el menor de los males no es la solución.

En cambio, reflexiona un poco acerca de por qué dichas ideas todavía no están listas para salir al mundo, y decide si conviene analizarlas un poco más antes de desecharlas. Quizá otro equipo vuelva a mencionarlas en otra reunión, o incluso lo haga el mismo equipo una vez que haya tomado algo de distancia de ellas. Y cuando las ideas hayan comenzado a fluir, una segunda sesión podría ser una buena oportunidad para obtener propuestas más interesantes.

¿Qué otros consejos tienes para aprovechar al máximo las sesiones de lluvia de ideas? Compártelos con nosotros en los comentarios.

Nota del editor: este artículo se publicó originalmente en marzo de 2016 y se actualizó con fines de precisión y exhaustividad.

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Vía Hubspot

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